lunes, 14 de enero de 2013

No disparen al novelista, lo hace todo lo mejor que puede

Según se explica, la famosa frase "No disparen al pianista, lo hace todo lo mejor que sabe" ha sido algunas veces escenificada en el cine western, (no mencionando la frase), pero si mostrando esa escena. El piano acababa tiroteado y el pianista se llevaba una bien buena. En realidad el promotor de esta frase fue Oscar Wilde que al parecer en 1882, durante un viaje por los Estados Unidos, entro en el Salon de Leadville, una de las ciudades mas inseguras y también con la renta per cápita más alta por aquel entonces, y  mientras se tomaba una copa se quedo perplejo al ver un enigmático cartel. Pero será mejor que sea el mismo Oscar Wilde quien nos lo explique, aunque solo sea de manera ficticia:


Me llevaron al Salón de Leadville, y después de tomar un par de copas me fije en un extraño cartel sujeto al piano.
—Disculpe —pregunte al Barman— ¿qué significa ese extraño cartel? —le señale el piano.
El Barman estaba fumando un cigarro y pasando un trapo por la barra muy tranquilo, entonces me miro y me dijo...
—Ah, ¿eso?
Yo asentí con la cabeza.
El se me quedo mirando unos segundos y luego me dijo...
—¿Usted no es de por aquí, verdad?
—No, solo estoy de paso —le respondí después de tomar un trago de Whisky— pero me intriga ese cartel —le dije.
—Hay una cosa que debe saber sobre ese cartel, amigo —me dijo mirándome fijamente— si usted fuera pianista, y por casualidad tocara ese piano, podría acabar muerto. Los que vienen al salón suelen disparar al pianista cuando no toca buena música.
—¿Matan al pianista, solo porque no toca la música que ellos quieren?
—Así és, ¿por casualidad  no estará usted buscando trabajo, verdad?
—Oh, no, no que va; no se tocar el piano. Pero no he podido evitar fijarme en la frase del cartel: “Por favor, no disparen al pianista. Lo hace lo mejor que puede”.
El Barman soltó una breve carcajada. Solo un forastero haría esa clase de preguntas.
—¿Cuando fue la ultima vez que alguien toco ese piano —pregunte.
—Dos días —me dijo secamente el camarero.
—¿Y suelen matar muy a menudo al pianista? —pregunte prudentemente.
Entonces entro un extraño tipo vestido de negro, que portaba una chistera. Su cara reflejaba una sonrisa algo aviesa  y su presencia interrumpió la conversación.
—¿Tienes algo para mi? —pregunto el extraño tipo al Barman.
El Barman escupió en el suelo, y luego  negó con la cabeza. El misterioso tipo se largo por donde había venido. Luego el Barman me dijo...
—Aquí tenemos un cementerio para pianistas, y ese que usted ha visto entrar, es Jeremías Willwood, el enterramuertos. Ha venido para saber si tenemos contratado a un nuevo pianista. El ultimo que toco el piano, fue el que dejo ese cartel...



El dialogo en una novela

Bien, ya habéis visto el tema de escribir un dialogo corto, y terminarlo con un anécdota. Y también que la expresión de los personajes es la que parece encajar en el escenario de los hechos. 
De una sola frase te puedes inventar toda una historia, pero muchos tienen problemas con el ritmo del dialogo; especificamente con "el que decir" y con que el dialogo suene convincente. Antes de escribir largos diálogos os recomiendo primero algunas cosas: leer a novelistas de peso, gente con mas experiencia que vosotros, y hacer hincapié en como conjugan ellos sus diálogos Luego, escribir vosotros diálogos cortos, máximo de tres lineas, solo para experimentar. Con tres lineas, empezareis a sacar la máxima expresividad. Si con tres lineas no eres capaz de expresar el doble de lo que has escrito, regresa al principio.


La primera novela que intente escribir, fue a maquina, y se quedo por las 60 paginas. A mi nadie me dio un curso sobre guiones de dialogo, sino que  había leído a muchos novelistas de peso: Frederick Forsike, Erik Van Lusbader, Larry Collins, Robert Lundum, Michael Crichon, Umberto Eco Marcial La Fuente Estefanía (El Español que más sabia del Oeste), y mucho más y fueron con su estilo y técnica los que me dieron los primeras referencias o nociones. Luego, deje el tema de la novela aparcado durante años. Y en años no hice nada. Hasta el año 2006 en que empecé a escribir una novela de humor que actualmente esta en 90 paginas. 


Para el tema de aprender a usar con soltura los guiones de dialogo seguí un pequeño curso autodidacta, de una semana, donde una de las técnicas era escribir el máximo posible, en el mínimo espacio disponible, algo así como el Twitter del novelista. La idea es la siguiente: "Si en tres  lineas no eres capaz de desatar un torrente  de información, entonces comienza desde cero" decía el cursillo.


Hay una cosa que se descubre con el manejo de los guiones de dialogo en la novela —La raya del dialogo— y es que debes encontrar "tu modo personal de manejarlos"; ya que lo que hagan otros solo te sirve como una aproximación. Un pequeño curso te sirve como método orientativo, pero lo que te dará la destreza es ponerte a escribir durante bastante tiempo tres lineas, y luego seis y luego nueve, hasta conseguir llenar una pagina. Entonces, cuando llegues a ese nivel, será cuando podrás empezar a desarrollar tu manera personal de conjugar los guiones de dialogo.


Desde el principio nunca seras capaz de lograr buenos diálogos. Eso se quedara para el final, porque lo primero es alcanzar la técnica y después la expresividad, para más tarde añadirle la originalidad que producen la sensación buscada. No intentes hacer diálogos expresivos sin antes haber aprendido a usar lo mejor posible la técnica de conjugar los guiones. No funcionara construir la novela por las tapas.


Igual que para ser escultor primero hay que picar muchas piedras y romper algunas estatuas, para manejarse bien en el dialogo de la novela necesitaras intentar muchas cosas y equivocarte con ellas; y solo de después de muchos intentos surgirá una experiencia única que sera la que te de la habilidad que tu deseas.


Por otra parte en la novela hay siempre el mismo problema. El buen narrador suele flojear en los diálogos. Umberto Eco lo decía claramente: "Los diálogos me quitaban el sueño". En el lado opuesto funciona igual. El buen dialoguista suele tener problemas narrativos. En mi caso primero trabaje hasta cansarme la narrativa, y cuando conseguí expresar todo lo que quería de una forma que a mi me satisfacciera, me empeñe en conseguir conjugar el dialogo de un modo que no fuera fácil de mejorar. 

 
He hablado con gente que dice estar escribiendo una novela, y que creen que sus diálogos son de lo mejorcito. Bueno, incluso yo muchas veces cuestiono mis diálogos y si consiguen el máximo nivel expresivo que deseo; y busco diversas formas, ensayando la frase varias veces por si existe alguna mejor, hasta que las posibilidades ya no me permitan generar mas cambios.


Normalmente el dialogo de una situación debe encajar en el argumento. Es poco probable que en una escena de un tiroteo, alguien se ponga a recitar matemáticas, o a mencionar una receta de cocina. Con esto pretendo indicar que los diálogos no deben estar descontextualizados, deben estar en concordancia con la situación que sucede. Tú no puedes hacer hablar a un personaje de algo que no encaja demasiado bien en la escena, o que apenas tiene relación con la acción. Además de este problema, existe el del modismo personal. Tu manera personal de hacer hablar al personaje puede que este un poco calcada de como tú lo haces personalmente en la vida real, y eso puede no darle coherencia al dialogo. 


¿Te imaginas en una novela negra, a un policía soltando expresiones locales como esta: manda huevos, eh niño, pues venga, no me da la gana? ¿Que tendrán que ver estas expresiones con el estilo de novela negra, donde el dialogo esta muy perfilado y cuidado con el entorno? Yo leo una novela negra con esas expresiones y me da un vuelco. Lo mismo con una novela de terror donde un vampiro usa el... ¡Ala, qué haces!  


Vamos, que no me resulta ni creíble. El contexto te dicta el registro a usar y la forma de expresión del dialogo. No puede hablar igual un Romano, en una novela de Romanos, que un Detective, en una novela de Policía. Y no puedes hacer hablar a tus personajes como tu hablas. Esto ultimo es ciertamente difícil de evitar porque inconscientemente tiendes a meterte de forma personal en el dialogo, metiendo expresiones que tu mismo usas en la calle o a diario en tus conversaciones, y eso estropea la escena porque a aleja del contexto. 


Ningún Poli de Detroid diría: ¡Anda ya! A esto me refiero, esos detalles harán que tu dialogo no resulte firme y creíble porque tus personajes están en un escenario, y hablando como si hubieran viajado a otro que no les pertenece; pareciendo visitantes extranjeros en la escena. Un "Che, que boludo el indio este", estaría en concordancia con un Policía de Buenos aires, pero no con uno en España, para que lo entendamos. Nadie que se llame Sam, o Jou en una novela de estilo americano, puede parecer demasiado creíble si usa un lenguaje que no encaja en el escenario.


Por cierto, en inglés lo del pianista suena más o menos así: «Please don’t shoot the piano player. He is doing his best».

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